20 de junio de 2013

Viaje Cultural a Segovia y a la Granja de San Ildefonso

La Asociación Adaegina de Amigos del Museo de Cáceres realizó entre el 7 y el 9 de junio de 2013 el viaje cultural previsto a la ciudad de Segovia y al Real Sitio de la Granja de San Ildefonso.
Nuestro socio y amigo Vicente Rodríguez Lázaro nos remite esta breve, cuidada y enjundiosa crónica del viaje que publicamos junto con las imágenes realizadas por nuestro presidente Manuel Grisalvo. Gracias a ambos por los envíos.
Un grupo de cuarenta y cuatro socios se desplazó durante el primer fin de semana de junio a Segovia para desarrollar la visita cultural prevista a esa ciudad.

Segovia, con sus tonalidades ocres y rosadas, nos pareció una ciudad que compaginaba bien su pasado medieval, con un presente armónico en su arquitectura y distribución urbanística. Una ciudad limpia, cuidada, con el mayor número de iglesias, románicas en su mayoría, intramuros de España y un espectacular despliegue de esgrafiados. Toda una experiencia de serenidad y arte resultó el paseo por sus calles y plazas. En la Mayor, don Antonio Machado, desde su efigie de bronce, le toma el pulso a los tiempos. La Catedral, espectacular en sus pináculos góticos, notaba la ausencia del Cristo Yacente del maestro Gregorio Fernández, en ese momento coronando las Edades del Hombre en Arévalo. Por supuesto, seguimos a lo largo del día la senda del Acueducto hasta su ocultación.

Durante la tarde tuvimos la fortuna de ver en funcionamiento las cuatro fuentes más representativas de los jardines de La Granja: La Fama, los Baños de Diana, Latona y el Canastillo, comprobando así mismo la opulencia y el gusto versallesco de Felipe V e Isabel de Farnesio en el fastuoso palacio.

El Alcázar nos recibió en un domingo gris y un tanto desangelado, a pesar de ello los recuerdos del paso de Alfonso X y el aviso de Dios a su soberbia, de Juan II, de Enrique IV El Impotente y de Isabel la Católica, entre otros.
Finalmente visitamos el Museo Provincial, que presentaba una reforma impactante y cuya estructuración nos dio una visión de la ciudad desde los inicios del planeta, mucho antes de su existencia, y siempre en función de los materiales usados a lo largo de su evolución e historia.
La figura extendida y serena de La Mujer Muerta nos despidió desde la Sierra de Guadarrama a lo largo de la tarde, mientras abandonábamos Segovia para el regreso a Cáceres.

Guía para la Visita

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